El despertar del primer refracto
Fecha de sesión: 06-06-2025
Fecha en el mundo: 10 Rievnök 1491
Resumen: Tras la visita a Velmorith, una serie de visiones muestra al grupo distintos puntos en el tiempo. Deciden salir del templo sin un norte claro y son emboscados por un grupo de Goblins, acompañados de una figura sombría y desconocida.
Highlights
Introducción
Nudo
Desenlace
Minuta
Dentro de la recamara central en las Ruinas de Velmorith, los cinco aventureros regresan en sí tras una serie de visiones algo complejas que los dejan más confundidos que antes. Rikard y Threin comentan haber estado en Velmorith hace unos 150 años (en el 1341 para ser más precisos, según pudo confirmar el Gnomo). Una figura espectral de Vittorio les señaló hacia una de las paredes internas, donde pudieron leer detalles sobre el uso de los Fragmentos de Prisma que habían encontrado, y su vinculación para canalizar refractos.
Aseroth y Dorogul se encontraron en lo que parecía el inicio de la construcción del templo, hace unos 400 años. Los cimientos y las primeras columnas estaban ya en pie, junto con varios trabajadores que circulaban el perímetro del lugar. El semi orco divisó a la figura de Vittorio, que justo antes de desvanecerse, había señalado a dos sujetos en el centro del patio interno. Uno de estos voltea y se dirige a Aseroth diciendo —"Has regresado antes de partir... Como debía ser-.
Por último, Vittorio comenta al grupo que él tuvo una serie de múltiples visiones en paralelo, y le cuesta puntualizar sobre casos específicos de cada una por el momento. Decidió anotar en su libreta todo lo que pudiera recordar para cuando tengan mas tiempo y poder precisar sobre varios detalles.
Luego de conversar sobre los recientes sucesos, algunas interacciones se vuelven el centro de atención. Mientras Rikard inspecciona el pequeño cofre donde ahora guardan algunos de los refractos obtenidos, uno de ellos comienza a parpadear como si fuera una luz en medio de la noche. Rikard intenta cerrar el cofre, y luego de asegurar la tapa se escucha un "CLINK!", luego de que el refracto cae por debajo del contenedor y se incrusta en una de las piedras del suelo sin rebotar. Vittorio y Aseroth se miran brevemente con intenciones de agarrar la pequeña esfera de cristal del suelo. El aasimar parece no dudarlo y se agacha rápidamente, y para sorpresa de todo el grupo, algo inesperado ocurre. Inmediatamente el refracto brilla con una luz tenue que comienza a recorrer lo que pareciera ser una de las venas en la mano de Aseroth. Deslizándose lentamente hacia su muñeca, esta fina estela de luz entra en contacto con una de las lineas doradas que Ase lleva sobre sus brazos. Y en una fracción de segundo, pueden ver como se ilumina de color celeste azulado recorriendo todo su antebrazo. Pero en esta ocasión no son todas las lineas, sino una sola que parece quebrarse por momentos al encontrarse con sus hermanas en los múltiples cruces que adornan los brazos del aasimar, pero se detiene por un segundo. Unos tres o cuatro centímetros antes de llegar al codo, se forma un pequeño circulo en la colisión de dos lineas doradas. Al mismo tiempo, un fragmento de prisma sale volando del recipiente que Rikard acababa de abrir, y se inserta en el circulo dibujado sobre la piel del aasimar para abrir una ranura infima, casi como una espina clavada en la piel. Un haz de luz se ve a través del minúsculo orificio, que luego comienza a abrirse hasta que deja ver una ligera protuberancia de forma semicircular esférica. El refracto que Ase tenía en su mano, ahora esta incrustado entre sus músculos. Deja de brillar y transmite su energía a la siguiente línea dorada que sigue en dirección uniforme hacia su hombro y se pierde por debajo de la manga.
A los pocos segundos, Threin levanta la voz con un tono algo desesperado:
—"Tal vez sea mejor que dejemos de abrir botellas y jugar con estas canicas, y nos dirijamos en dirección hacia el sur. No creo que volver a Solicia se la mejor opción, ni tampoco quedarnos aquí adentro de este templo abandonado"—,
mientras ve que sus compañeros están tratando de investigar los objetos que recién adquirieron. Es en estos momentos que la curiosidad de Vittorio le gana a su razocinio, y decide pedir al Gnomo los fragmentos de prisma para intentar producir alguna interacción con el refracto de color oscuro que recibió... de sí mismo? El grupo parece no haber dado mucha atención a eso, o al menos nadie más que Dorogul, quien fue el único que lo escucho. El clérigo toma aproximadamente una docena de fragmentos, los pone en su palma y coloca sobre ellos el refracto oscuro. Nada parece suceder, hasta que las esquirlas de cristal comienzan a vibrar lentamente y en un pestañear vuelan hacia el recipiente original como una manada de pájaros que regresa a su nido. El refracto parece continuar inerte. Pero... otro sonido se hace presente. Rikard es quien primero lo nota. Un zumbido grave, una vibración en el centro de su cabeza. No le molesta, pero si se deja sentir lo suficiente como para desconcentrarlo de lo que sea que estaba haciendo. De pronto ese zumbido comienza a ser cada vez más y más grave, hasta que culmina en un FUMP! seco y casi ensordecedor. Rikard levanta la vista y delante de él esta Vittorio, que en su mano tiene una daga bastante inusual. Para los ojos entrenados de un artificer, este objeto inusual no pareciera tener juntas ni marcas de trabajo artesanal. Es casi como un fruto, un elemento natural. Sus curvas y vertices son sumamente orgánicos. Y las venas doradas que parten desde un mango de hueso con una calavera pequeña en la parte inferior, continúan recorriendo el centro de la hoja y parecen pulsar con vida.
Luego de ponerse al día con los sucesos que transcurrieron durante una o dos horas, en los últimos momentos del atardecer el grupo decide comenzar el viaje de regreso. Esta vez, en dirección hacia el sur. Temen por la presencia de Lady Corrila en los alrededores, y creen que ir a otro campamento o ciudad tal vez sea la mejor opción. Aseroth comenta a Threin que su misión no es clara, pero que es conveniente que esté cerca de Freyton, ya el cetro dorado del cual habló Vittorio en una de sus visiones, es una pieza crucial en el tablero de juego que los involucra. El grupo parece ponerse de acuerdo sin saberlo, y ubican la carreta que habían dejado a unos cuanto metros del templo debido a la vegetación crecida en sus alrededores. Sin embargo, antes de poder alejarse demasiado, el capitán minotauro hace un gesto de alto para todos. Se escuchan unos cuchicheos y plantas moviéndose hacia la izquierda. Vittorio hace una leve acción mágica para llamar la atención de quien sea que esté ahí, y encuentra como respuesta una flecha que viene volando en su dirección. Por suerte, uno de sus compañeros es increíblemente ágil y logra capturar el proyectil antes de que colisione. Aseroth, con una velocidad inhumana, toma la flecha y con un giro de 180 grados la lanza nuevamente a su lugar de origen. AHHH, escuchan. Una voz aniñada y algo ronca proviene desde los matorrales. Comienzan a desplegarse con cautela, y toman acción ante un grupo de cinco goblins que intentaban emboscarlos. Las dos alas blancas del aasimar se despliegan para levantar un vuelo corto de reconocimiento a poco más de un metro y medio de altura. A lo lejos, logra divisar una figura más alta que toma distancia y pareciera estar dando ordenes.
En un combate complicado por la poca luz y las plantas crecidas los detiene al menos media hora antes de poder partir. El grupo de aventureros distribuye sus fuerzas en forma semicircular para intentar no ser rodeados. Vittorio invoca una hoz espectral para combatir a distancia mientras que hace las veces de soporte para sus compañeros. Aseroth impacta reiterados golpes contra uno de los goblins, y luego escucha sonidos disonantes en su cabeza que le hacen perder el equilibrio de vuelo. Rikard, un poco frustrado tras no poder activar su armadura en el interior del templo, vuelve a intentar reactivar el mecanismo y esta vez lo logra con exito. Comienza a correr corriendo las plantas que tiene delante para encontrar a uno de los goblins, y con un salto corto baja dos golpazos en el casco de su oponente casi noqueándolo inconsciente. [Dorogul ]]recibe un disparo a quemarropa de una de las ballestas improvisadas en su pierna derecha y casi cae al suelo luego de dejar todas sus energías en el campo de batalla. Inmediatamente refuerza su ira y parte al medio a su atacante mientras que Threin se carga otros tres en una de sus corridas feroces. Logra tumbar a uno al suelo dejándolo casi inconsciente, y con un gesto avisa a su compañero bárbaro que este atento mientras revolea a los otros dos por el aire con una descarga eléctrica que los paraliza a mitad del vuelo. El medio orco hace un giro completo y revolea su hacha de dos manos en el aire para desintegrar a los dos goblins de un golpe (o al menos eso cree el cuando ve que la estela espectral de su arma impacta contra los cuerpos inertes de sus contrincantes). La calma parece reinar a través del silencio que los rodea, pero una presencia oscura y lúgubre les transmite intranquilidad aún en las cercanías. Se distribuyen nuevamente de forma silenciosa y rodean al sujeto encapuchado que parece estar esperándolos, sin ánimo de combatir. Levanta sus brazos y mientras todos se acercan listos para descargar toda la fuerza que les queda en sí, este mago oscuro susurra por lo bajo:
—Parece... que va a ser más difícil de lo que creíamos...—
Aseroth es el único que intenta reclamar el libro que este sujeto alza en su mano izquierda mientras se abre de brazos, listo para recibir cualquier impacto inminente. Y en un abrir y cerrar de ojos, todos intentan golpear lo que a primera vista es una sombra. Y que cuando ponen atención, es nada. No hay rastros del hombre. Ni un aroma, ni un remanente mágico. Por el contrario, los goblins si yacen muertos en el campo de batalla, inertes.
Agotados, frustrados, con pocas energías y aún menos claridad sobre el panorama que les depara el futuro inmediato, deciden emprender un viaje sin destino alguno. O al menos no a ningun punto que ya conozcan previamente. Vittorio se encarga de reanimar el cadáver de uno de los goblins para hacer las veces de guardia mientras descansan unas horas antes de partir. Con paciencia pero algo de inquietud, el capitán toma las riendas de la carreta y procede a dar la primera orden para avanzar. En el viaje comentan más de las visiones que tuvieron y aprovechan para replantar, durante un descanso largo, cual serán los siguientes pasos a tomar.