El corazón de la ruptura, un potencial cataclismo
Fecha de sesión: 28-06-2025
Fecha en el mundo: 11-12-13-14 Rievnök 1491
Resumen: El grupo es sorprendido a mitad del viaje hacia Sylacre, y se encuentran en una situacion de peligro inminente.
Eventos
🧭 Introducción
⚔️ Nudo
🌀 Desenlace
Minuta
Tras dejar atrás las Ruinas de Velmorith, un poco preocupados, el grupo emprende un camino largo hacia el sudoeste en dirección a Sylacre. No tienen un destino del todo claro; solo tomaron la decisión de alejarse de Solicia ante potenciales confrontaciones no deseadas.
El viaje es tranquilo y no presenta impedimentos. Rikard y Threin descubren una manera rústica de utilizar los refractos para canalizar hechizos de ciertas escuelas. Las pruebas que realizaron parecen tener efecto, ya que consiguieron lanzar el hechizo Agrandar/Reducir sobre las piezas de armadura que encontraron en el cofre de Kraum, y hacer que estas tengan un tamaño prudencial para utilizarlas como equipamiento.
Después de cuatro días y medio de viaje con un clima agradable, acompañado de esa niebla extraña que se hace presente en las cercanías de la bahía de Solicia, los aventureros intercambian algunas opiniones sobre los eventos recientes.
Ya bastante cerca del destino, sufren un contratiempo inesperado: sienten un impacto contra algo rígido en la rueda delantera derecha de la carreta. Esta se desprende del riel que la mantenía en su lugar, y Vittorio es el primero en descender del vehículo para ver qué causó el problema. Apenas pone un pie en el suelo, un hexágono de roca cristalizada verde se forma rápidamente.

El perímetro delimitado los contiene, junto con la carreta y los dos caballos que tiraban de ella. Delante de los aventureros se aparecen cuatro escribas con túnicas marrones. En pocos segundos, sus cuerpos mutan para convertirse en aberraciones. El peligro es inminente, y no es casualidad.

Dorogul es el único en advertir que, antes de transformarse, los escribas recibieron una orden silenciosa de una figura translúcida ubicada justo detrás de ellos. Esa visión fugaz, que ninguno más parece notar, lo pone en guardia desde el primer instante.
Comienza un combate arduo que los agota por demás, dejándolos mal parados para recibir a un nuevo enemigo inesperado. Un dragón mecánico se posa sobre el domo traslúcido que corona el hexágono y contiene el combate. Luego de un chirrido escalofriante, metálico y frío proveniente de la criatura, el suelo tiembla y se desvanece en un pestañeo. Están cayendo al vacío, en una oscuridad plena. Es una sensación un poco familiar, similar a la que experimentaron en la recámara central en Velmorith.
Se encuentran en una bóveda con un techo elevado y curvo. En el terreno pueden visualizar cuatro cuadrantes divididos por pasarelas de roca, que albergan distintos... ¿ecosistemas? En los vértices de lo que era el hexágono verde cristalino hay unos pilares metálicos, de los cuales se alzan unos cables extraños en dirección hacia el techo.
El dragón mecánico se posa sobre una gran roca tallada ubicada en el centro de la bóveda. Y en uno de los laterales, una figura se asoma con una mirada elegante y amenazante a la vez. Es ella. Lady Corrila. No es una ilusión ni una proyección astral. Está ahí. Casi tan cerca como cuando la encontraron en el puerto de Fortbuft.
La dama le da las gracias a Rikard por el regalo que le dejó en Zindralis, el cual le permitió ubicar al grupo con mayor facilidad. Aunque reacciona un poco sorprendida al ver a Vittorio. El grupo no sabe bien qué hacer. ¿Prestar atención a los pilares? ¿Intentar ir por el collar que lleva el dragón colgado al cuello? Parece ser una soga con una pequeña caja atada en el extremo inferior.
Logran apagar cinco de los seis pilares, aún sin saber cuál es su función. Con ayuda del nuevo homúnculo de combate que diseñó Rikard, el minotauro Threin logra hacerse con la caja. Con algo de esfuerzo la abre, y encuentra un Cryptex de metal junto a unas notas en papel. Se aparta a un lado para analizarlo mientras sus compañeros continúan combatiendo.
Dorogul, visiblemente inquieto, advierte con firmeza que deben huir lo antes posible. Si este plan lleva la firma de alguien como Corrila, sus posibilidades de victoria son escasas. Él mismo ya ha sentido los efectos de su magia antes... o al menos eso cree.
En un ataque sorpresivo, Aseroth tumba a Lady Corrila Larenhale hacia uno de los cuadrantes con agua. Esto hace que ella suelte el reloj de arena que utiliza como foco arcano, y pierda el control que tiene sobre la criatura mecánica que acecha la bóveda. Sin pensarlo, Rikard salta al agua atrás de su compañero, y aprovecha el movimiento del agua para lanzar disguise-self en si mismo para verse como Corrila. Debajo de el, a poco más de un metro y medio de profundidad, ve un destello oscuro bajo el agua. La elfa, con un revés igual de sorpresivo lanza Blight sobre Aseroth, dejándolo al borde de la muerte.
Luego de estos altercados, el dragón —fuera de control y con un comportamiento errático— salta para zambullirse en el agua en busca de la maga. El grupo no entiende bien si fue un ataque o un intento de rescate. Sin embargo, a los pocos segundos ven una explosión de agua: un géiser a altísima presión estalla por los aires. Un par de centellazos rojos dejan estelas que contrastan con el agua descendente, y el techo de la bóveda es atravesado, quedando un agujero de más de dos metros de diámetro, que se abre hacia un vacío negro como la noche misma...